martes, 5 de marzo de 2013

LAS GUERRAS POR EL AGUA

Les presentamos hoy un interesante artículo del gran amigo y Doctor Eduardo Flores, aparecido en un diario local relacionado con el acceso al agua potable a nivel mundial.


Eduardo Flores Castro
Catedrático de la Universidad de Panamá

La mayoría del agua de nuestro planeta es salada, al punto que sólo un 2,50 % es agua dulce.  Además, casi toda esta agua dulce está atrapada en enormes acuíferos subterráneos o en los hielos polares.  Por lo que debemos tener presente que el agua de nuestros lagos y ríos representa únicamente el 0,01 % del agua de la Tierra. 

Se estima que el 70 % del agua que utilizamos se destina a la agricultura, el 20 % a la industria y solamente el 10 % se destina para el consumo doméstico.  La Organización Mundial de la Salud considera que la cantidad adecuada de agua para que una persona cubra sus necesidades básicas es de 50 L/día.  Pero si consideramos los alimentos y productos industriales que una persona consume, la cantidad de agua por habitante por día aumenta dramáticamente. 

Para que tengamos una idea del agua que se requiere para fabricar o cultivar algunos artículos que utilizamos a diario, veamos la siguiente lista: una hoja de papel requiere 10 L de agua; una manzana 70 L de agua; una taza de café requiere 270 L de agua; un plato de papas fritas necesita 500 L de agua; una hamburguesa requiere 2 500 L de agua; un pollo necesita 2 700 L de agua; hacer un blue jeans necesita 11 000 L de agua y para producir un automóvil se requieren 148 000 L de agua. 

Mientras la población en el último siglo se ha triplicado, el consumo de agua por persona se ha multiplicado por seis.  En la Tierra habitan actualmente 7 000 millones de personas, de las cuales, cerca del 40 % de la población (80 países) tienen problemas de acceso al agua.  Dentro de estas poblaciones con problemas de requerimiento de agua, 700 millones viven por debajo del umbral de agua para un desarrollo saludable.
Algunos acuíferos subterráneos que suministran agua a países desarrollados están contaminados por los pesticidas usados en la agricultura, por los productos químicos empleados por las industrias y por las filtraciones procedentes de los vertederos de desechos.   

Las descargas de agua contaminada,  constituyen hoy la causa principal de las malas condiciones en que se encuentran muchos ríos y es la fuente de transmisión de enfermedades como el dengue, el cólera, la diarrea y la hepatitis.  En términos generales, el agua no apta para el consumo causa el 80 % de las enfermedades en el mundo y provoca más de 3 millones de  muertes; de los cuales el 90 % tienen menos de 14 años. 


El acaparamiento del agua se da cuando sectores poderosos asumen el control de las cuencas de agua para su propio beneficio, privando de este recurso a las comunidades locales.  Esta apropiación convierte al agua en un recurso abierto cuyo acceso debe negociarse y suele basarse en la capacidad de pago.  El acaparamiento del agua también se da cuando se utiliza para cubrir las necesidades de los grandes monocultivos de producción industrial, cuando se embalsa para las grandes hidroeléctricas sin la determinación científica del caudal ecológico, y cuando las corporaciones se apropian de este recurso para la producción de agua embotellada.  Para que tengamos una idea del gran negocio en que se ha convertido la venta de agua embotellada, podemos señalar que del año 1970 al 2013, la venta de este líquido embazado se ha multiplicado por 200.  Lo que representa un negocio de 49 000 millones de dólares al año. 

En la actualidad, 25 países de Oriente Medio y del norte de África se encuentran en conflicto debido a la escasez crónica del vital líquido.  En vista que naciones ubicadas en las partes altas de los ríos desvían el agua para proyectos de regadío, y que los países que están río abajo ven disminuido el volumen de agua que les llega, se producen conflictos entre las naciones.  También aparecen antagonismos cuando un país aguas arriba, descarga elementos contaminantes en el río, perjudicando las aguas más abajo.  Las necesidades creciente de agua de más de 7 000 millones de personas, sumado a la deforestación y al cambio climático, provoca que el caudal de los ríos disminuya.  En vista de esto, nos atrevemos a señalar que el requerimiento de agua potable es la mayor amenaza para la paz mundial que enfrenta la humanidad en este siglo.  Por consiguiente, la preservación de las fuentes de agua y su uso racional es un deber de todos los que habitan este planeta. 

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